martes, 15 de mayo de 2012

Otoño


El otoño ya se está sintiendo... Las hojas de los árboles caen marchitas como lágrimas, como un sollozo, desgarrándose del centro donde crecieron para así hacerse polvo y ser llevado por el viento.

Los árboles con sus ramas expuestas, aves sin hogar; friolentos y temerosos, observan este suceso.



Me encontraba caminando entre ellos, observando a mi alrededor y esquivando a algunas libélulas que revoloteaban por el lugar, cuando entendí una vez más y llegué a comprender que a cada instante muere una parte de nosotros... Dando paso al nacimiento de una nueva, como las hojas de un árbol.


Siempre llega el otoño a nuestras vidas. Son cuatro estaciones y dentro de nosotros hay un ecosistema. Es un flujo, como el agua del río que riega las plantas a su alrededor, dando así vida.



Las emociones son como las estaciones... Si permanecemos siempre en una estación, estamos muertos. Los muertos no se mueven, siempre están en el mismo lugar, inmóviles; así siempre estés feliz o lo que sea.


Aceptación a las estaciones, observarlas sin hacer nada, como cuando miro las hojas amarillentas o marrones de los árboles mientras camino de regreso a casa. No interfiero en ello, todo pasa.





Salió el sol, todo está seco y ya estoy muy cerca a casa, me encuentro algo acalorado y con pequeños brotes de sudor en la cara y el cuello. Diviso unas hojas que tienen partes verdes y partes amarillas que están aún en un árbol... La tranquilidad me invade.


¡Bienvenidas las cuatro estaciones en mí!